Quien dijo que ser el malo no mola.
Se trata de Carrion (Jugado en Xbox) y publicado en 2020. Es una especie de metroidvania de terror y estilo pixel art y por qué no decirlo, un poco asquerosillo.
En Carrion en vez de ser un valiente soldado dispuesto a arriesgar su vida para defender a sus compatriotas del bicho malo, eres la asquerosa bola amorfa llena de tentáculos con los que atrapar todo y llenar tu boca plagada de dientes afilados, sí, he dicho llenar y no saciar ya que es insaciable.
En Carrion encarnas un monstruo que se asemeja a una bola y es completamente amorfa y llena de tentáculos que intenta escapar de una especie de bases científicas conectadas entre sí donde se hace algo más que experimentar con ratones.
Tu objetivo consiste en intentar escapar comiéndote y destrozando todo lo que pilles por el camino. Con un joystick manejarás el bicho y con el otro joystick diriges los tentáculos para poder, entre otras cosas, acercarte la comidita a la boca. Evidentemente llegarás a puntos donde no podrás avanzar sin desbloquear alguna “habilidad” de nuestro amiguito amorfo y eso lo encontrarás en una especie de recipientes herméticos con lo que parecen desechos radiactivos en unas salas de difícil acceso.
¿Qué el tamaño no importa? Ja. En Carrion es fundamental ya que según vas avanzando y alimentándote (No vaya a ser que nuestro amigo se quede en los huesos) te vas haciendo cada vez más grande y las “habilidades” aprendidas se podrán usar en función de tu tamaño. Ojo que lo único que hace aumentar de tamaño es cuando te alimentas de personas ya que las máquinas expendedoras no aportan los suficientes nutrientes.
¿Cómo lo haces? Sencillo, si comes aumentas de tamaño, si te dan cera (es decir, te disparan, te dan la del pulpo, una somanta de palos, te electrocutan, te queman, etc, etc) tanto de las personas como de drones, cámaras de vigilancia y demás, disminuyes de tamaño hasta morir. Tienes una opción de disminuir de tamaño y es desprendiéndote de parte de tu masa o materia, en forma de pelotas, en unas balsas o piscinas con un líquido especial con lo que podrás regresar luego a estas piscinas y reabsorber toda o parte de tu esencia de nuevo y recuperar el tamaño original.
Para poder usar gran parte de esas “habilidades” necesitarás cargarte de electricidad en unos cuadros eléctricos que harán que esas habilidades sean temporales por lo que tendrás que hacer buen uso de ellas.
Tendrás un mapa principal donde accederás, a través de unas compuertas llamadas “Seal” a otras zonas diferentes. En todas las zonas encontrarás unas “Colmenas” donde podrás guardar la partida y recuperar tu volumen viscoso. En el último punto de guardado es donde aparecerás cuando mueras y créeme, lo harás alguna que otra vez, no mucho, porque es cierto que la dificultad es escasa por lo que no te costará conseguir los 21 logros que dispone (Al menos en Xbox)
Cada una de las zonas tiene su propio mapa, pero el juego no te da la opción de visualizarlo y ver qué zonas están pendientes de visitar o no (Por lo menos cuando yo lo jugué) por lo que se convierte en una tarea bastante tediosa la de conseguir recorrerte los mapas por completo. Yo pude recorrerlo al 100% gracias a los mapas que conseguí del amigo “Demajen” y podéis ver los gameplay en youtube.com/demajen
Otra cosa que no me gusta es que cuando el bicho tiene un tamaño bastante grande y tienes bifurcaciones en el camino, se hace complicado dirigirlo.
Es un juego que puedes terminarlo por completo rondando las 8 horas incluyendo los logros y el precio no es precisamente económico.
Soy un gran fanático de los metroidvania y del pixel art, pero tengo que reconocer que este juego no me ha enganchado. Es divertido poder hacer de malo y destrozar todo dejando los escenarios arrasados y llenos de sangre, pero, aparte de eso, no ha conseguido sacarme una sonrisa de satisfacción, más bien al contrario, al volverme loco por los mapas para acceder a todas las zonas. Si quieres probarlo, aprovecha que está en el Gamepass de Xbox.